Cuadros colgados en las paredes, viejos comensales que disfrutan de platos clásicos y una historia de barrio detrás. La Tarzán de Castelar, ese mítico espacio ubicado en la calle Timbúes, es una parada obligada para tod@s aquell@s que deseen conocer en profundidad al distrito. Los restaurantes de bodegón son una de las grandes particularidades con las que cuenta Buenos Aires y cada día decenas de personas visitan este recinto en busca de algo sabroso, como si estuvieran en casa. A más de 70 años de su inauguración, vale la pena hacer un repaso por el recorrido de este lugar que cada vez gana más popularidad en el conurbano bonaerense.
La Tarzán de Castelar surgió prácticamente al mismo tiempo en el que se creó el barrio de Castelar. En el año 1948, un inmigrante italiano tomó la decisión de abrir un pequeño bar frente a la estación de tren con el claro objetivo de que l@s trabajador@s que se desempeñaban allí se tomen un descanso y beban alguna copa.
En sus inicios, el nombre original era “El Pozo del Poeta”, aunque popularmente fue llamado como el mítico hombre de la selva en la década del 60, producto de la gran cantidad de publicidad que tenía con ese apodo en la fachada. Lo que nunca cambió es que la familia Corvi, una de las primeras en habitar este distrito, fue la encargada de manejar esta pequeño comercio y deleitar a sus comensales.
Muchas figuras públicas se hicieron presentes en la Tarzán de Castelar. Desde León Gieco hasta el Indio Solari, pasando por el flaco Spinetta, Ricardo Mollo e Ivan Noble. La música era sumamente habitual, como así también la presentación de bandas que daban sus primeros pasos en el universo del rock nacional.
De a poco, este restaurante hizo una transformación rotunda: pasó de ser un lugar de encuentro nocturno de la juventud de Morón a recibir a familias enteras durante prácticamente todo el día. Es desde ese momento que muchas personas pudieron redescubir la maravillosa carta que ofrecen en este bodegón
En tiempos de pandemia y en un contexto en el cual muchos negocios relacionados con la gastronomía cerraron sus puertas, la Tarzán de Castelar aguanta los embates y continúa. Sus puertas siguen abiertas y sus paredes narran la historia de toda una vida. Una vida dedicada a la atención de l@s comensales con un estrecho vínculo con el barrio.
¿Cómo ponerse en contacto con la Tarzán?
Si estas interesado en hacer una reserva, realizar un pedido o simplemente conocer más en profundidad respecto de la fascinante historia de este bodegón, podes entrar a sus redes sociales (Facebook “La Tarzán de Castelar” o Instagram @latarzancastelar) o sino llamar al 46276897 o al 46295983.