“Escribir poesía implica romper algo”, así define Yexalen Aquino, escritora moronense, al oficio de entregarse a las palabras que fluyen del alma al papel.
La Ciudad charló con la autora de “Diarios de Amor” acerca de sus primeros pasos en la poesía, sobre Juan Gelman y “sus chicas”, el ambiente literario para las mujeres, la presencia de los varones cis y sus privilegios, y el amoroso oeste con su movimiento artístico inagotable.
¿Cuándo empezaste a escribir? ¿Cómo fue ese inicio de relación con el mundo de la escritura?
Escribir como práctica cotidiana es algo que viene de mi infancia. Desde muy chiquita, mi mamá me regalaba agendas. Es posible que haya tenido una agenda antes incluso de aprender a escribir.
Me acuerdo de sentir que tenía que usarlas, que tenía que hacer valer ese regalo, y completaba cada página de la agenda con lo que hubiera pasado ese día. Una especie de diario íntimo en versión muy saturnina. Así, la escritura se hizo un hábito y, por qué no, una necesidad.
Cuando fui preadolescente escribí los primeros poemas, leídos a una amiga amadísima de aquel entonces, que me hizo saber, por un lado, que le gustaban mucho y, sobre todo, que eso que había escrito era poesía. A esos poemas me los acuerdo casi de memoria.
Unos años después, mi vieja me regaló “Cólera Buey” y ahí se abrió la puerta grande y entendí que escribir poesía implica romper algo. Siempre es una fractura lo que abre, ese mundo otro del poema: Fractura del sentido, del lenguaje, de la sintaxis; una fractura de la percepción del mundo que te deja sentirlo y después, eventualmente, codificarlo de otro modo.
¿A quiénes consideras tus “referentes” en lo literario? ¿Cuáles son tus influencias?
Toda escritura que me conmueva puede transformarse eventualmente en referencia. Éstas han ido cambiando con los años y confío en que eso seguirá ocurriendo.
Pero para armar un pequeño altar: Juan Gelman es alguien a quien siempre nombro cuando me preguntan esto, porque tengo por él la gratitud infinita de sentir que me entregó una serie de asuntos y modos que durante los primeros años hice míos, y que es su escritura la que me forjó en la primera etapa.
Después tengo a “mis chicas”: Las tremendas Sharon Olds, Anne Sexton y Sylvia Plath, con su intimidad reveladora y a Idea Vilariño y Olga Orozco que traen otra voz, de alguna manera más nuestra. Con Sharon Olds descubrí una voz muy doméstica y a la vez excepcional ante la que quedé completamente rendida. Y la poesía de Idea la leo y la releo. Hay un misterio que afortunadamente nunca se termina y sigue conmoviendo.
¿Qué pensás del ambiente literario del oeste? ¿Crees que, en el mercado editorial, lxs escritorxs del conurbano están ganando terreno?
Creo que hay grandes escritores en nuestro territorio, pero fundamentalmente creo que el oeste es una región del conurbano que tiene una potencia artística arrolladora. A nosotros nos das una piedra y un palito y te montamos un espectáculo. Esto es hermoso y me enorgullece, debo decir.
En este territorio se lee, se escribe, se hace música, se baila, se hace teatro, etc., con muchísima fluidez y lo más común es que una misma persona pueda estar en varios de esos frentes en simultáneo.
También hay personas dedicando alma y cuerpo a ciclos de lectura con muchísimo compromiso y corazón y esos eventos siempre llevan mucho público, lo cual reafirma que tenemos un territorio súper fértil.
Creo que el conurbano en sí está tomando relevancia en los últimos años, que se empieza a mirar este territorio como algo distinto a la Ciudad de Bs. As. (¡Enhorabuena, muchachxs!) y que a partir de ahí hay escritorxs y/o temas que adquieren un lugar que, creo que hace 15 años, no existía como tal.
Sí considero que nos hacen falta más espacios institucionales donde poder avanzar en la profesionalización e inserción de la literatura en un mercado mayor. Hay mucha gente que instala su trabajo a través de Instagram o Youtube, lo cual me parece perfecto, pero creo que necesitamos que se sigan multiplicando los espacios que puedan favorecernos a nivel de formación y financiación, localmente. Que no sea necesario ir siempre a CABA a buscar los concursos, las becas, etc. Que podamos elegir.
Creo que hay muchísimo laburo acá que sigue demasiado librado “al amor al arte”, al compromiso y esfuerzo de artistas y agitadores culturales, y que dar marcos es contribuir a que las carreras artísticas levanten vuelo y puedan jugar en las grandes ligas. Después de todo, nunca fue lo mismo haber nacido en Recoleta que en González Catán, en Colegiales que en Hurlingham, o en Boedo que en Castelar Sur. Eso también es parte de federalizar, creo.
¿Cómo ves el ambiente literario (del oeste y en general) para las mujeres escritoras?
Ser mujer puede ser una traba en cualquier ámbito de la vida social, quiero decir: va a haber una serie de cosas a las que sí o sí te vas a ver expuesta de forma inevitable. En lo personal, nunca viví situaciones de quedarme afuera (a nivel artístico) que crea hayan sido producto de ser mujer, pero sí te puedo decir que mi recorrido personal vivió y vive esa problemática.
Los años del macrismo fueron súper duros. Estuve un tiempo largo sin trabajo, y cuando conseguí algo (gracias a una compañera, porque siempre te cuidan las amigas), me encontré con que ganaba casi un 30% menos que muchos varones que estaban en ese espacio, incluso por más horas de trabajo. Esto es una realidad lamentablemente universal.
A pesar de eso, me topé con niveles de gratitud infinitos entre las escritoras locales con las que pude intercambiar, y sé que la sororidad también existe en los marcos de trabajo artístico, pero hay muchas cosas que necesitan transformarse. Todavía ves concursos donde hay 3 premios y los tres se los llevan varones cis. Esto, hoy por hoy, me parece inadmisible, porque creo que esos espacios de legitimación y de reconocimiento económico, oportunidad de publicación, etc., deben socializarse entre todas las personas de forma equitativa.
Nosotras estamos acá. Escribimos, pensamos, construimos un montón de cosas que muchas veces son invisibilizadas… Bueno, hoy seguimos en el proceso de cambiar esa estructura.
¿Cómo ves la literatura de las mujeres? ¿Crees que el pinkwashing influye en el mercado a la hora de vender literatura de mujeres?
No estoy segura, la verdad. Puede que en algún caso sí “garpe” más darle la voz a una piba para hacerse una lavadita de cara, pero no estoy segura.
De cualquier forma, si una mujer, una trans, o un puto va a ocupar un lugar de visibilidad por el hecho de serlo, pues adelante. A esos lugares creo que nunca hay que decirles que no, eventualmente después una ve cómo lo gestiona, pero si los lugares no son nuestros, de las mal llamadas minorías, serán de las mayorías, por eso creo que hay que tratar de ganar terreno. Si hoy por hoy a alguien -Estado, empresa, espacio cultural, etc.- le sirve hacerse un pinkwashing, creo que podemos decir que es porque algo está cambiando, ¿no? Algo estaremos haciendo bien para que nuestra presencia sea necesaria… Desde ahí creo que la tarea es seguir construyendo y deconstruyendo.
¿Cuáles son tus escritos favoritos y por qué? ¿Cuál es tu último trabajo?
He disfrutado muchísimo de todos los laburos que hice para instalaciones de poesía, porque me han permitido cruzar disciplinas. Hay cosas que se pueden ver en mi canal de YouTube, Yexalen Aquino, y otras que quedan en el recuerdo de quiénes estuvieron allí, como puede ser la serie de Poemas Perros, una instalación con audiopoemas y copa de vino, o Poesía Sumergible, en la que los lectores se metían al agua para llegar al poema.
Mi último libro es “Diarios de Amor” que publicó Editorial Halley y que está en varias librerías (acá en el oeste lo tiene Yatay Libros). Ese libro fue un viaje hermoso. Son poemas breves, simples y con una carga de ternura que hoy me sorprende.
Actualmente, estoy trabajando en un nuevo material que promete otros colores. Estoy acercándome a otros temas… ya veremos cuándo y cómo llega a vuestras manos.
Además de escribir, hago música y el cruce entre estas disciplinas es permanente.
¿Qué consejo le darías a unx escritorx del conurbano que quiere comenzar a publicar sus escritos?
¡Qué pregunta difícil! Creo que, inicialmente, le diría que se puede. Y, después, que labure, que transpire la camiseta de escritor o escritora… Que escriba, relea, re-escriba, que muestre lo que hace. Hay algo muy valioso, creo yo, en tener como objetivo sacar lo mejor, realmente sentir que llegaste a lo mejor que podrías haber hecho en un momento dado. Si estás ahí, con la mente en el juego, las cosas empiezan a fluir.
Después, creo que formarse es clave, porque empezás a circular por los espacios donde se mueve nuestra disciplina. El país está lleno de oportunidades, para formarse, para concursar y que te lean personas de otras regiones. Luego, el cómo salir a publicar en sí va a depender mucho de qué es lo que haga cada quién, pero hay una certeza inamovible y es que la literatura-libro está viva, que le gente lee y compra libros y que se puede publicar.